viernes, 8 de marzo de 2013

¿Qué podemos hacer para fortalecer el microemprendimiento en Venezuela?



Hace unos días estuve leyendo el Informe de Empleo y Desarrollo Social de la Universidad Católica Argentina, correspondiente al mes de febrero de este año y que estuvo dedicado a los pequeños emprendedores y su importancia como un factor de inclusión social con altas potencialidades en ese país.

Al finalizar la lectura quise conocer la situación de este sector de trabajadores en Venezuela y tomar las recomendaciones presentadas en dicho informe para nuestro caso, las comparto en esta nota.

La informalidad en Venezuela se ubicó en el año 2012 en 42% de la fuerza laboral, alrededor de unos 5 millones y medio de personas trabajan en estas condiciones, fuera de los sistemas previsionales. El trabajador informal es aquel, según el Instituto Nacional de Estadística, que labora en una empresa conformada por entre 1 y 4 personas.

Este conjunto humano se organizan laboralmente tal como se muestra en el gráfico a continuación: 



Un 68%, alrededor de 3 millones y un poco más de venezolanos, ha emprendido su propio negocio y trabaja por cuenta propia, este alto porcentaje es interesante porque muestra que como respuesta a las rigideces del mercado laboral venezolano que producen  desempleo y los sueldos que, aunque se aumentan anualmente, han sido superados históricamente por la inflación, muchos venezolanos ven como una opción aventurarse en el camino del emprendimiento.

Estos trabajadores por cuenta propia son no profesionales, son aquellas personas que invierten en un automóvil para trabajar como taxistas, un kiosco de periódicos o realizan actividades comerciales independientes. Aunque este no es el tipo de emprendimiento que genera cambio tecnológico e impacta en el crecimiento, es válido como generador de empleo y mejora la calidad de vida de personas que si no realizasen esta actividad serían desempleados.

El segundo grupo importante, en lo que a emprendimiento se refiere, es el conformado por los patronos o empleadores quienes representan un 2% del sector informal. Forman parte de este grupo aquellas personas dueñas de empresas o negocios donde se emplea entre una y cuatro personas. Estos microempresarios juegan un rol importantísimo en la creación de empleo además de generar bienes y servicios.

Adicionalmente y como lo refleja el informe de la UCA, estos dos grupos generan empleo para aquellos sectores de la población que son más afectados por la desocupación, los jóvenes y las mujeres, dando espacio a personas que están relegadas de los mercados laborales de las grandes empresas, sesgados hacia la capacitación.

Por otra parte también se convierten en una alternativa para incrementar los niveles de actividad laboral, en Venezuela para finales del año 2012 aproximadamente unas 7 millones quinientas mil personas, un 35% de aquellas en edad de trabajar, se encontraban fuera de la población activa ya que no estaban buscando empleo.

Las propuestas de política referidas en el informe de Empleo y Desarrollo Social van orientadas a dos puntos principales, el primero es potenciar a los microemprendedores, rompiendo con lo que los autores llaman “las dificultades de acceso” al crédito, al cambio tecnológico, a la innovación, mercados más amplios, la capacitación y formación de recursos humanos y en segundo lugar a la formalización del empleo.

La primera medida propuesta para Argentina y que podríamos tomar en cuenta en Venezuela es flexibilizar las leyes laborales para las microempresas ya que los costos asociados a esta, no solo constituyen una gran carga dentro de las finanzas de la organización, sino que además incentivan la informalidad. Para las empresas pequeñas es excesivamente costoso mantener una nómina, con todos los pagos que eso implica, por lo que prefieren establecer contratos por honorarios profesionales que no signifiquen obligaciones para la organización, más allá del pago de las horas trabajadas.

Otro punto importante y sobre el cual también deberían establecerse regímenes diferenciales es el referente a las cargas impositivas, para las empresas pequeñas deberían existir exenciones  y un trato preferencial que les permita contribuir con el fisco nacional sin que esto signifique un riesgo financiero para la organización. Esto incentivaría la creación de nuevos empleos y el aumento del nivel de actividad.

Un elemento que no está incluido en este informe, pero, que me parece vital es el establecimiento de políticas que permitan la organización de los pequeños empresarios, en grupos, asociaciones o alianzas estratégicas, lo que no solo generaría conocimiento y aprendizaje, sino que además sería un medio para que estas empresas pudiesen gestionar de manera más efectiva sus solicitudes ante los entes del Estado.
Por último una política de acceso al financiamiento, no solo orientada al mercado de crédito bancario, sino que contemple además la estructuración de instrumentos financieros innovadores como futuros u opciones que le permitan a estos microemprendedores obtener fondos y mitigar el riesgo.

Les dejo el enlace por si quieren revisar el informe completo.